Abrir las páginas de Mallko y papá es en sí una promesa cumplida. Este libro empecinadamente inclasificable es una obra de arte de principio a fin, una caja de sorpresas que no cesan hasta que lo cierras. Mallko y papá no es un libro sobre el síndrome de Down, ni sobre la diversidad, tampoco es un libro incluviso. Es sobre todo, como el propio autor confiesa “un libro sobre el amor”, la fuerza más inclusiva que existe en el universo. Y por eso este libro está por derecho propio en la Lista de Libros Infantiles y Juveniles Extraordinarios en torno a la discapacidad.
Editado por Océano Travesía en España, de la mano de Daniel Goldin, Gusti nos da una lección magistral de cómo todavía no está todo inventando en el mundo de la literatura. El autor nos muestra su vulnerabilidad, sus miedos, sus victorias y fracasos y su amor infinito a través de la historia del nacimiento de su hijo, Mallko, un pequeño que, como él mismo dice, “no era como me lo había imaginado”. Esta obra, tan honesta como hermosa, se gestó cuando el hermano mayor de Mallko, Théo, que por aquel entonces tenía 8 años, dió una lección magistral a su padre al confesarle que a él no le importaba que Mallko tuviese síndrome de Down, que fuese rojo, azul o plateado porque siempre iba a ser “su mejor hermanito”.
Gusti recurre a todas las técnicas y recursos imaginables y algunas más para hacer lo único que realmene le importa: contar una historia. La suya como padre que no aceptó la llegada de su hijo al mundo, pero por supuesto, sobre todo, la de Mallko y cómo se convirtió en el gran maestro que ha sido desde su nacimiento.
Desde el collage a la fotografía, pasando por los bocetos en servilletas de papel de una cafetería, el autor no escatima en técnicas, en colores, sabores o texturas en un libro que está escrito a mano, “porque para mí los textos a mano implican un compromiso y quería que, además, tuviese el toque de un diario personal”.
No hay ni un solo elemento en este libro que no esté puesto al servicio de la narración de la historia, una historia que te atraviesa desde el primer minuto. Parafraseando al propio autor en la metáfora con la que arranca el álbum, el libro te ataca cual caballería preparada para el más importante combate, con todas tus fuerzas, desde la primera hasta la última de sus páginas.
Los álbumes ilustrados son, habitualmente, las primeras obras de arte con las que entran en contacto lxs niñxs en sus primeros años de vida y ésta, es sin dudarlo, una de las más completas que ha caído en mis manos.
Así que, si todavía no lo habéis leído, observado, tocado, repasado, saboreado, recorrido de arriba a abajo y de abajo a arriba, de lado a lado y en diagonal, corred a vuestra librería o biblioteca más cercana y compartidlo en familia. Porque, como el propio autor señala, este es de esos títulos clasificados oficialmente como literatura infantil que, en realidad, están pensados, como todos los buenos libros, para acoger a lectorxs diversxs, de edades muy diversas. Cada unx lo leerá y disfrutará a su manera, como sucede también con la inmensa mayoría de los buenos libros.
Porque en sus 144 páginas (sí, un libro teóricamente infantil con una paginación teóricamente adulta, de nuevo mostrando su naturaleza fronteriza) nos topamos con humor, cuentos, cómic, fotomatones imposibles, imaginarios sobre cuatro ruedas, páginas del diario de Gusti y hasta con la nueva versión de los Beatles con cromosoma extra de regalo. En esas 144 páginas no hay, sin embargo, ni un solo átomo de espacio para ñoñerías buenistas que hablan de niños que son regalos divinos ni para etiquetas absurdas sobre lo «especiales» que son los niños y niñas con síndrome de Down ¿Acaso creías que exageraba cuando decía que esta obra caleidoscópica era una caja de sorpresas? Pues creo que todavía me quedaba corta.
No sé si las páginas de este libro detonarán conversaciones, debates, diálogos en torno a la diferencia, la diversidad, el número de cromosomas o la teoría de la relatividad y no creo que esa fuese la intención de Gusti al construirlo. Lo que sí sé es que es casi imposible que una obra así deje indiferente a quien se acerque a ella.